sábado, 26 de marzo de 2011

He aprendido que...

*No se ama mucho o poco. Se ama o no. Y punto.
*Que no hay amores unilaterales, sólo fijaciones.
*Que es desgastante darle vueltas a un mismo asunto del cual sabes que ya no tiene solución.
*Que es mejor mandar a la verga el pasado si quieres que el presente (y el futuro) valgan la pena.
*Que, como dice la Biblia, el amor todo lo espera. Sin embargo, tiene un límite.
*Que el perdón llega cuando se recuerda a esa persona y ya no se siente emoción alguna, ni buena ni mala.
*Que no está en mi naturaleza el rogar.
*Que no cambiamos. Sólo mostramos u ocultamos rasgos según las circunstancias.
*Que te amo. Pero puede más mi amor propio.
*Que el "no quiero" debe ir precedido del "no puedo" y "no debo".
*Que el perderte también es haber ganado yo.
*Que somos libres el uno del otro. Y en esto también se demuestra el "te amo".

sábado, 12 de marzo de 2011

Las Malqueridas, Capítulo I

"NO DES POR HECHO NADA" o "PROHIBIDO LLORAR EN PÚBLICO"
N está enamorado. Pendejamente. O al menos, cree estarlo. Doc, el motivo de sus ojos de borrego a medio morir, tuvo un par de encuentros con él hacía un par de semanas. La atracción física era mutua. Pero N decidió dar cabida a otra clase de sentimientos. Motivado en parte por el mal consejo de una existencia vacía y mayormente solitaria. Por lo que la irrupción de Doc y la atracción que éste sentía por él se constituyeron en una especie de tabla salva-náufragos a la que N se quiso aferrar. Doc ocupaba la mayor parte de sus pensamientos. Planeaba los encuentros futuros. Qué le diría, cómo iría vestido, la forma en que lo trataría. Ya en los encuentros previos Doc le había mostrado ciertas actitudes que N tomó como muestras de un interés más allá del simple acostón: tomarse de la mano sin motivo aparente, prolongadas sesiones de abrazos y besos pre y post coito, mensajes de buenos días/noches/inicio de semana/finde, salidas a comer....Pero había un pequeño detalle: Doc no era libre. Cuando N lo conoció, Doc había terminado recientemente con su pareja de atrás tiempo, una de esas relaciones de estira y encoge en la que ambas partes no se atreven a decirse del todo adiós por vaya usted a saber qué enfermizos motivos, o por el miedo a no volver a encontrar a alguien que les diga "sí, quiero ser tu novio/amante/arrimo". Y justo en el inter de una de esas pausas "refrescantes" en su relación, es que llegó N. Sabiendo él la situación amorosa de Doc, se propuso determinantemente ser el motivo por el cual aquel zopenco decidiera olvidar de una vez por todas a su novio de atrás tiempo. Pero cometió el error de pensar que el sexo era un arma infalible para lograr ese cometido. Y si bien la química sexual entre ambos sería suficiente para producir ene cantidad de bombas de nitroglicerina, faltaba el factor crucial: conocer a fondo a la persona, no conocer "su fondo".
En esos menesteres andaba N. Sin embargo, estimado lector, resulta que no se atrevía a dar el paso definitivo. El decirle a Doc que...pues....bueno....este....pues que se estaba enamorando y que quería tener una relación más estable y siginificativa con él. Pero algo se lo impedía. Demasiada timidez, probablemente. Además, Doc parecía no dar muestras de que estuviese entusiasmado con la idea de una nueva relación, siendo que estaba saliendo de una bastante conflictiva. Lo que N quería era, además de huevos, tiempo y mucha, pero mucha paciencia.
Y pasó que los mensajes cesaron, pasaron varios días, un par de semanas y Doc no daba señales de vida. N estaba perplejo, preocupado, ansioso. No sabía qué hacer. Si le llamaba, quedaría en calidad de rogón. Si no lo hacía, se lo reprocharía constantemente. Un dilema tonto que no lo dejaba en paz. Y con ese dilema en mente se dirigía un domingo a hacer compras. Grande fue su sorpresa al encontrar a Doc en una de las bancas del súper. N sintió que los vellos de la nuca se le erizaban, que el corazón le latía más fuerte, que la respiración se le entrecortaba y que el estómago quería jugarle una mala pasada. Sin embargo, se alegró de verlo. Sonrió. Un momento...¿quién era el tipo que estaba a su lado?...
N se acercó a saludar. Doc traía el semblante serio. Los saludos fueron demasiado formales. En un momento dado, se dirigió a su acompañante y dijo:
"Novio, te presento a N"....
Más saludos forzados. Algo sintió N en su interior. Y no, estimado lector, no fue una mala pasada estomacal. Era algo más serio. A juzgar por el bajón que resintió su estado de ánimo. Un par de comentarios más y N se despedía, mientras se decía a sí mismo: "¡Maldita sea, volvieron!". Siguió caminando, trató de no mirar hacia atrás. Empezó a reirse, como menso. Y no paraba de reir. Sin embargo, a la vez sentía un enorme nudo en la garganta. Apresuró el paso, entró a la plaza de los cines. Traía la mirada acuosa. Sintió vergüenza que la gente lo viera así. Como quien busca el sanitario cuando tiene prisas fisiológicas, él buscaba un lugar apartado. Desesperadamente. El vivero de Home Depot sería ideal. Casi corriendo, se introdujo en el recinto. Y allí, entre los helechos y las macetas de violetas africanas, N se desbordó. Lloraba y no sabía siquiera el motivo principal. Su ingenuidad (o estupidez), la oportunidad perdida, el sentimiento que aun tenía y que ahora no sabía qué hacer con todo eso. Lloró largo y tendido. Regresó a casa cabizbajo. Y aunque afuera apenas se estaba encendiendo el alumbrado público porque empezaba a oscurecer, N apagó las luces de su casa y se tendió a dormir....

jueves, 10 de marzo de 2011

No es tan tarde...

A veces quisiera darte un zape, para que te dés cuenta de todo lo que siento por ti. A veces siento que me estás dejando pasar, que me desaprovechas. Que hay mucho que se va por el caño. ¿Qué más tengo que hacer para que te caiga el veinte de que eres el cabrón al que amo? ¿Qué más hacer para que te quedes conmigo?
¿Cómo actuar cuando rendirse parece ser la opción sensata pero hay algo que dice que aun no es tarde, que hay que luchar por ello?

martes, 8 de marzo de 2011

Las Malqueridas

PRÓLOGO:
La vida puede compararse al trazo de una línea recta. Tiene un punto de origen, y fluye a través de una superficie. Durante su trayectoria es posible que se tope con otras líneas cuyo trazo también tuvo un origen y, ciertamente, un destino. Puede que confluyan de manera perpendicular, encontrándose tal vez en algún punto en particular y después separándose la una de la otra. O tal vez una línea se encuentre con otra y corran ambas de forma paralela, no se sabe si por breve o largo tiempo. Siempre una junto a la otra, pero sin unirse jamás. Hasta que, en un momento dado, puede que a una de las líneas (o a ambas) se les ocurra que ya está bien de ser línea recta y que ahora quieren ser curvas, por lo que también se alejan. O resulta que la línea se encuentra con un punto, y aunque son diferentes, descubren que son compatibles y que combinan muy bien. Es probable también que, por una circunstancia u otra, ciertas líneas pasen la mayor parte de su trayecto en solitario. Otras, en cambio, se unen en algún momento y no se separan jamás. Las posibilidades son inmensas. Como en todo, también hay malentendidos, o cierta clase de engaños. A veces las trayectorias de las líneas son engañosas, pretendiendo ir hacia un lado mientras señalan hacia otro. Y por último, muchas líneas pueden irse muy, muy chuecas. Afectando a otras en el proceso. Sobre eso algunas anécdotas posteriores.

martes, 1 de marzo de 2011

¿Y a qué se debe?

Me pasó algo raro el día de hoy. No están ustedes para saberlo, ni yo para contarlo, pero ya tengo en mi haber un "ex". De la misma facultad a la que llego. Así que es muy frecuente que nos encontremos en los pasillos de la misma o coincidamos en la cafetería. Un simple "hola" (digo, que el saludo no se le niega a nadie). En realidad, duramos poco (1 mes, para ser exactos). Y los motivos por los cuales decidió cortar conmigo...bueno...
Pues bien, que regresaba hoy a la casa y que veo un coche estacionado frente a la casa en la que vivo. Uno del mismo modelo que el que usa el "ex". Y, lo confieso, me emocioné estúpidamente. Como colegial de secundaria. Pensando que era él (y no, no era él).Para después decirme "¿qué me importa?" si, total, ya todo terminó. Y la pregunta es que, si me dio emoción ¿significa que no lo olvido? y si no lo olvido ¿cuáles son las razones?¿porque quiero que vuelva?¿porque se trata solo de una cuestión de ego herido?¿me hace falta perdonar para poder olvidar?¿porque no puedo, simplemente, dejar todo eso atrás?
Y todo esto, porque, a fin de cuentas, quien resulte afectado por todo esto sería yo mismo. No valdría la pena guardar rencores, ni sentir nostalgia. Sin embargo, a veces encuentro particularmente difícil salir de ello. En fin, que ya se me pasará.