domingo, 11 de noviembre de 2012

Breve

Era otro de tantos encuentros entre 1 y 2. Otro de tantos en los que se besaban como si quisieran comerse el uno al otro, delirando ambos en desenfreno y suspiros interminables. Rodando por el suelo de esa habitación y murmurándose cosas al oído, entre afectivas y obscenas. Las manos de 1, inquietas, reconocían el terreno. A tientas, avanzando y retrocediendo, acariciando u oprimiendo. Sabía hacer algo que a 2 lo ponía al borde de la locura: rozar con las yemas de sus dedos su espalda. Una espalda amplia, fuerte, morena, de quien ha crecido realizando labores pesadas. 2 se crispaba al sentir ese roce recorriéndole desde la base del cuello hasta donde la espalda terminaba. Ahogaba un quejido y cerraba los ojos, mientras arremetía a besos contra 1 y se trababan en batallas de dormitorio que eran de antología. 
Ninguno de los dos lo había dicho, pero ambos sabían que ese sería el último encuentro, antes de que uno de ellos volviera con alguien más, con quien llevaba una relación intermitente, pero de muchos años. Muchas cosas quedarían sin decir entre ambos. 
Pasado el tiempo, 1 lo seguía recordando. Al principio con una inmensa nostalgia, después con la satisfacción de que lo que pasó entre ellos, sea lo que haya sido, fue bueno. Mientras duró. Sin embargo, cada vez que las yemas de sus dedos descendían por la espalda de alguien más, esperaba ver esa misma reacción que tiempo antes tanto le había encendido el deseo. Nunca la volvió a encontrar. 

2 comentarios:

AlexCerati dijo...

¡Wow! ¿Detecto algo autobiográfico?

Noé dijo...

Sí, algo hay de eso. Jeje, podría escribir toda una historia: "Memorias de un puto triste" =P